02 enero 2010

Hijas de Caín

La primera vez que la escupí a la cara, ella escondió su mirada y se limpió mis larvas que aún se movían en sus mejillas.

-que te pasa imbécil.

Puso rostro de indignación con un asomo de asco, entonces la bese y limpié mi saliva con mi lengua. Dentro suyo terminaron por reventarse sus órganos, recorriéndole un calor que comenzó a teñir sus intestinos de color rojo. Un hambre la devoró toda, haciéndola estremecer de dulzura con una sensación animal que brotaba de su lengua y la obligaba a beberse todos mis insultos.

Mi saliva la golpeo con desprecio mientras mis manos sujetaban sus mandíbulas, abriéndole la boca, mirándola con pretensiones de castigo, domándola bajo mis fantasías que ella debe saber cumplir.

Entonces dejó que la tomara por el cuello mientras la follaba, controlando su respiración e hinchándola de deseo. Desde esa tarde nuestra amistad nunca volvió a ser la de antes,

En ese momento comprendí que hay mujeres que te dejarán hacerles lo que quieras, porque en el fondo de su estómago deambulan los sentidos más violentos, duermen con jaurías bajo su almohada, mujeres que se han amamantado de lobas y putas, hijas de Caín.

2 comentarios:

Cristián Kristian . dijo...

Y parece increible.

lady morbo dijo...

Me encanta que me escupan en la cara